Con 36 años, la querida princesa Diana de Gales sufrió un fatídico accidente automovilístico en París, junto a su compañero sentimental, Dodi Al-Fayed, cuando eran perseguidos por paparazzis motorizados.
Un trágico final que despertó suspicacias y obligó a que abrieran tres investigaciones oficiales, una por parte de la policía francesa y dos de la británica, para esclarecer las causas de su muerte.
La primera investigación a cargo de la policía de Francia se inició inmediatamente después del accidente el 31 de agosto de 1997 y concluyó que la causa de la muerte fue la negligencia del conductor, Henri Paul, versión que el multimillonario egipcio Mohamed Al-Fayed, padre de Dodi, no creyó, declarando que la muerte de la pareja se debió a un complot de los poderes del Estado británico, la monarquía y los servicios secretos.
La teoría de Mohamed Al-Fayed consistía en que Diana estaba embarazada e iba a casarse con Al-Fayed, situación inaceptable por la Casa Real. El sustento de la creencia del padre de Dodi, se debe a que las cámaras del circuito cerrado de televisión probaban que su hijo había comprado el anillo de compromiso en la joyería parisina Alberto Repossis el mismo 31 de agosto.
Los antecedentes motivaron a la Policía Metropolitana británica a abrir su propia investigación en el año 2004, la pesquisa se descartó en 2006 y se consideraron falsas todas las teorías del Mohamed Al- Fayed, tomando en consideración el testimonio de una hermana de Diana que declaró que la relación de los amantes no iba bien.
En 2007, se abrió una tercera investigación en la Corte Suprema británica y termino en 2008 y concluyendo que Diana y Dodi fueron víctimas de un “asesinato ilegal” por la “gran negligencia” del conductor Henri Paul y por la conducta de los paparazzi que los perseguían por la carretera.