La huella ecológica es un concepto muy escuchado en estos tiempos y se trata de un indicador biofísico de sostenibilidad que considera los recursos necesarios como los residuos generados para el mantenimiento del modelo de consumo de la comunidad.
El ambientólogo Marc Quintana lo define como “el calculo de la superficie que necesitaríamos para extraer los recursos como sociedad y para absorber el co2 que emitimos”.
Para realizar el cálculo de la huella ecológica se deben considerar los siguientes aspectos.
1.- Para producir cualquier bien o servicio es imprescindible un flujo de materiales y de energía, provenientes de sistemas ecológicos o del flujo de energía directa del Sol en sus diferentes manifestaciones.
2.- Se necesitan sistemas ecológicos para absorber los residuos generados durante el proceso de producción y el uso de los productos finales.
3.- El espacio es ocupado por infraestructuras, viviendas, equipamientos, las que reducen los ecosistemas productivos
4.- No quedan contabilizados algunos impactos, especialmente de carácter cualitativo, como las contaminaciones del suelo, del agua, y la atmosférica (a excepción del CO2), la erosión, la pérdida de biodiversidad o la degradación del paisaje.
5.- Se consideran como sostenibles las prácticas realizadas en los sectores agrícola, ganadero y forestal
6.- No se considera el impacto asociado al uso del agua, a excepción de la ocupación directa del suelo por embalses e infraestructuras hidráulicas y la energía asociada a la gestión del ciclo del agua.