A diferencia de las generaciones anteriores, actualmente muchos adultos jóvenes viven en las casas de sus padres, dejando que estos sigan solventando sus gastos, evadiendo responsabilidades propias de la adultez. El cambio de prioridades en la sociedad como la postergación de encontrar una pareja definitiva, casarse o tener hijos han hecho que en algunos casos la edad al salir de la casa sea después de los 30.
Para la psicóloga Andreína Lagos, no se trata solo un tema de mantenerse económicamente por sí solo, si no que la importancia de salir de la casa y preferentemente vivir recae en volverse autosuficiente emocionalmente y madurar en varios aspectos de la vida.
La profesional entregó consejos para hijos adultos que aún viven con sus padres y para madres y padres que retienen a sus hijos a vivir con ellos, provocándoles inconscientemente un grave daño en su desarrollo integral como adultos.