La separación de los padres es en la mayoría de los casos, un evento doloroso, en especial si ocurre en los primeros años de la infancia. La adaptación a unas nuevas condiciones de vida requieren de tiempo y mucha comunicación para no provocar un daño mayor en los niños.
Algunos padres y madres piensan erróneamente que una vez separados de su pareja anterior ya es tiempo de comenzar una nueva relación y peor aún, involucran a estas nuevas personas en las vidas de sus hijos.
La piscóloga Andreína Lagos recomienda no involucrar a los hijos sin esperar a que la relación de pareja madure, ya que una ruptura con esta nueva pareja frente a los hijos, provocará confusión y tristeza en el caso de que ya se hubiesen adaptado a la nueva persona y si la situación se repite interferirá en el concepto de las relaciones interpersonales que se van formando los niños.
Una vez que se alcanzó cierta estabilidad en la pareja se debe incluir a los hijos, de manera paulatina, dando tiempo para su aceptación, siempre con una buena y sincera comunicación respertando el ritmo de cada una de las partes.