Hablar del reino fungi -el de los hongos- es adentrarse en un mundo del que aún queda mucho por descubrir. Sólo calcular la cantidad de especies que hay en la tierra plantea una dificultad, porque las estimaciones son variables: van de dos a cuatro millones.
La cifra de consenso bordea el millón y medio de especies, de las que se han descrito unas 148 mil; es decir, cerca de 10% de lo que se cree que existe.
En Chile, los hongos conocidos llegan a tres mil, “pero obviamente hay mucho más y todos los años se descubren nuevas especies. La pregunta siempre ha sido cómo estimar la diversidad total en una zona, en una región o un país”, señala el investigador del Departamento de Botánica la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas (FCNO), Götz Palfner, especialista en Diversidad, distribución, ecología, conservación y aplicaciones de estos organismos.
El académico cuenta que hace unos años el biólogo y micólogo inglés David Hawksworth propuso un modelo para calcular la diversidad micológica, que establece una proporción entre el número de especies vegetales y de hongos.
Según este modelo -explica- en zonas templadas como el centro sur y sur de Chile la relación es de uno a tres; es decir, que por cada especie vegetal existen tres de hongos en el escenario más conservador.
En zonas tropicales, se calcula seis especies de hongos por cada una de plantas, señala el investigador.
“El mundo fúngico es mucho más diverso que el de las plantas y si consideramos que, según el último censo de la flora chilena, tenemos más de 5 mil especies de plantas, entonces tendríamos unas 15 mil especies fúngicas en el modelo conservador y 30 mil si multiplicamos por seis. De ellas se conocen hasta el momento aproximadamente tres mil; es decir, alrededor de un 10%, similar a lo que ocurre en todo el mundo ”, dice el jefe del Laboratorio de Micología y Micorrizas de la UdeC.
El investigador cuenta que micología es un área que acusa una falta de especialistas porque “prácticamente no existe como línea propia en las universidades y casi no hay institutos especializados”. Y es así en muchos países, acota.
“Es como un círculo vicioso: hay pocos expertos para formar a expertos jóvenes y como hay menos especialistas nuevos, no hay necesidad de ampliar las áreas de investigación en las universidades”, sentencia.
Con todo, la investigación en micología se mantiene activa en la UdeC, con el grupo que lidera el Dr. Palfner y un trabajo que va de la mano del creciente interés que despierta el reino de los hongos.
“Existe una enorme diversidad y se sabe muy poco. Lo que sí sabemos es que cumplen un rol clave en los procesos ecosistémicos y en todo tipos de ecosistemas. Sin hongos no tendríamos la biodiversidad que tenemos en el planeta”, advierte.
Los hongos descomponen la materia orgánica y regulan el ciclo de nutrientes, son fuente de alimento y de compuestos útiles en medicina y también existen como agentes patógenos que pueden causar enfermedades en plantas y animales, incluyendo a los humanos.
La investigación micológica también ha contribuido significativamente al campo de la biotecnología, con el desarrollo de nuevas tecnologías y productos.
El Dr. Palfner ha investigado, por ejemplo, sustancias antibióticas en hongos nativos que podrían tener utilidad en el ámbito médico, y actualmente se encuentra colaborando en un proyecto de caracterización química de pigmentos presentes en ellos.
“La idea es conocer la estructura química de los pigmentos, de los que existe evidencia que son de la clase de las antraquinonas, sustancias que desarrollan distinta actividad biológica y que podrían ser útiles en aplicaciones biotecnológicas. Ese sería el último fin de la investigación”, relata.
Y agrega que se sabe que el perfil químico de los hongos también puede ser una herramienta para la clasificación taxonómica de las especies, junto con el estudio de la morfología y otros métodos tradicionales.
Justamente, la clasificación es uno de los grandes vacíos de la investigación básica en torno a la diversidad fúngica.
“Estamos recién empezando a conocerlos con más profundidad, ya hay un buen número de especies descritas, pero el contexto filogenético está pobremente estudiado y es más la información faltante que la que se conoce”.
Y dado que aún queda mucho por descubrir, el experto asegura que hoy es muy fácil encontrar una línea de desarrollo para quien quiera trabajar en micología. “Hay muchas posibilidades de hacer investigación en estudios básicos, de clasificación, genética, ecología, química, biotecnología y más”, señala.
En la UdeC
El reino de los hongos está representado en el patrimonio científico de la UdeC en una colección que pertenece al Departamento de Botánica de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas.
Con sus más de dos mil muestras preservadas y documentadas -muchas de ellas de carácter histórico- la Colección de Hongos de la UdeC (CONCF) es una de las más grandes en su tipo en el país. Sin embargo, y a pesar de su importancia, es prácticamente desconocida fuera de la universidad.
Eso es lo que espera revertir el Dr. Palfner, con Fungi UdeC, un proyecto de Vinculación con el Medio (VcM), en la línea de Extensión Académica y Cultural, cuyo propósito es llevar una parte de las muestras de hongos a la web en una plataforma abierta a investigadores y público general.
“La idea es generar información básica, digitalizar las muestras más interesantes, las de mayor interés para un público más amplio”, explica el investigador, quien adelantó que en la selección se dará prioridad al material de carácter histórico y patrimonial.
Aquí son relevantes, por ejemplo, las muestras de la colección de Hugo Gunckel, donde es posible encontrar registros de antes de los años 40 en el siglo pasado.
“Hugo Gunckel es un personaje muy interesante, era un farmacéutico y naturalista que en su tiempo libre se dedicaba a la botánica y a un nivel muy alto y como estaba interesado en las plantas, las muestras de hongos de su colección son parásitos sobre hojas de plantas, son hongos microscópicos, no son setas grandes, micro hongos que parasitan la planta”.
Estos son los más importantes -comenta- porque muchas veces son los primeros registros de especies que son muy útiles, por ejemplo, para saber desde cuándo existe en el país.
“Tienen un gran valor porque muchas veces son las únicas muestras que existen de esos tiempos y lamentablemente tenemos un gran déficit de registros históricos de hongos en Chile, lo que hace muy difícil determinar las especies que han estado siempre aquí y cuáles han llegado, por ejemplo, con la actividad humana desde otra parte del mundo”.
La web Fungi UdeC también tendrá espacios para compartir parte del material bibliográfico y documentación que complementa la CONCF.
El académico es el responsable de gran parte de las muestras de la colección de hongos de la UdeC, que él mismo empezó a comenzó a construir desde su llegada a la UdeC en 2005 a partir de una existente previamente.
“Estaba muy deteriorada y hubo que comenzar prácticamente desde cero. Comenzó como una herramienta de trabajo para mis estudios y con el tiempo fue creciendo hasta llegar a lo que es hoy”, recuerda el experto.
Cerca del 90% de las muestras corresponden a especies chilenas de áreas silvestres y bosques nativos de la zona centro y sur de Chile. Entre ellas se cuentan también ejemplares que dan cuenta de la diversidad fúngica del norte del país.
“Cada vez tenemos más hongos del norte, es una parte muy importante porque es una zona muy seca que en el pasado no fue considerada para las expediciones de recolección. El conocimiento histórico de los hongos de Atacama ha sido casi nulo hasta el año 2000. Desde ahí en adelante hubo algunos hallazgos y yo diría que desde 2014-2015 estamos avanzando con más colecciones, más muestras y más diversidad”, indica.
Esta área ha llamado la atención de Palfner y su grupo por la diversidad de especies que presenta, aunque -dice- no puede competir con la realidad de los bosques andino-patagónicos.
“Para ser una zona tan extremadamente seca igual sorprende la diversidad que hay en los distintos ecosistemas, son parte de las muestras que yo clasificaría para la web”, agrega.
Allí es posible encontrar desde especímenes más bien pequeños hasta algunos sobre medio metro de alto.
“Uno no esperaría eso en el desierto, pero igual existen y muchos de ellos son hongos con adaptaciones específicas para ambientes desérticos y se encuentran solamente en este tipo de ecosistemas”.
La expectativa de Götz Palfner es tener una versión beta del sitio Fungi UdeC hacia el final de este año o comienzos de 2024 para avanzar en el propósito compartir información y herramientas sobre este particular reino con la comunidad, en una nueva acción de la UdeC en torno a la valoración, conservación y difusión del patrimonio biológico del país.