El proyecto “Transferencia Tecnológica y Extensión Agropecuaria para productores y productoras” liderada por el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), con financiamiento del Gobierno Regional del Biobío, está entregando innovadoras soluciones y acercando el conocimiento en la Región del Biobío, combinando ciencia, agricultura sustentable y responsabilidad social, impactando en internos de centros penitenciarios, estudiantes y adultos mayores.
José Luis Concha, interno del Centro de Educación y Trabajo (CET) de Cañete, es uno de los beneficiados. “Estoy muy agradecido del INIA, porque gracias a ellos aprendí hartas cosas sobre la tierra, conocí plantas que nunca había visto y aprendí a sobrevivir con la tierra”, afirmó. Junto a otros internos, participó en un huerto demostrativo que emplea biopreparados y compost, dejando atrás el uso de componentes químicos.
El proyecto también llegó al Liceo Bicentenario Alonso de Ercilla y Zúñiga, donde más de 200 estudiantes adquirieron conocimientos en agroecología. Los vegetales cultivados fueron donados a comedores y albergues, generando un impacto comunitario directo.
En un albergue de Cañete, Francisco Rivas, de 69 años, encontró en la agricultura urbana una nueva motivación. “Estudié esto cuando era joven, y volver a trabajar la tierra me emocionó profundamente. Ojalá más instituciones puedan realizar iniciativas como esta, porque ayudan a ocupar el tiempo libre y capacitan a las personas”, comentó.
Según Javier Chilian, director regional de INIA Quilamapu, los resultados van más allá de lo técnico: “Existen muchos indicadores que permiten demostrar que trabajar el suelo, trabajar con agricultura, tiene un impacto muy grande en cuanto a la salud mental. Este proyecto básicamente logró eso. Mucha gente se incorporó (…) fue una experiencia bastante grata”, finalizó.