19 trabajadores fueron ejecutados a inicios de septiembre en 1973 en Laja – San Rosendo. A casi 50 años del suceso, aún no hay justicia para las familias perjudicadas.
Mauricio Araneda, hijo de una de las víctimas, vivió la pérdida de su padre a los diez años, tras su detención junto a sus compañeros en la dictadura. “Ellos fueron visitados por sus familiares (…) al retén de Laja donde estaban recluidos, pero ya el 18 de septiembre, cuando van a visitarlos, encuentran que esos calabazos estaban vacíos y se habían aseado”. La excusa de las fuerzas policiales, fue el traslado a otro recinto penitenciario.
Con los días, comenzó una exhaustiva búsqueda de parte de los familias, que terminó en octubre de 1979 con una trágica noticia. Encontraron una fosa común con los restos de 19 personas. “No es fácil recomponer la vida, volver a caminar, curarse de esos dolores, de esas imágenes…”., admitió Araneda, quién hoy es abogado y busca justicia para su padre.
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