Tras ser desvinculada de una empresa por la que trabajó más de 30 años, Tatiana Garcés buscó una actividad que llenara aquellos espacios vacíos. Y ahí fue donde se encontró con cursos de pintura vintage, técnica que utilizó -primeramente- para darle colorido a sus viejos muebles.
Sin embargo, allí también descubrió una manera de generar recursos económicos. A propósito, hoy posee un taller en el que desarrolla “Dekomasvida”, un nuevo mundo lleno de colores en la pintura a tiza.